Barranquilla: cuando la sostenibilidad deja de ser aspiración y se convierte en identidad urbana.
El Caribe colombiano emerge como protagonista en el desarrollo inmobiliario sostenible y Barranquilla consolida un liderazgo que ya atrae inversión, turismo y reconocimiento global.
Durante años, la narrativa nacional sobre construcción sostenible se centró en regiones lejanas a la costa caribe. Sin embargo, silenciosamente, la región Caribe fue transformando su propio destino, hasta consolidarse hoy como uno de los polos más dinámicos del país. De acuerdo con Enlace Verde del CCCS, con 86 proyectos registrados en LEED y 33 en CASA, el Caribe no solo participa del cambio: lo impulsa. Esta nueva fuerza regional revela que el desarrollo sostenible dejó de ser un discurso académico o de vanguardia para convertirse en una exigencia del mercado, de los gobiernos locales y de la ciudadanía.
Esta transición no ocurre en el vacío. En los últimos diez años, la evolución de la construcción sostenible en Colombia muestra un cambio estructural reflejado no solo en la cantidad de proyectos registrados, sino también en el crecimiento del área edificada certificada o en proceso de certificación. Según los datos históricos tomados del Estado de la Construcción Sostenible en Colombia publicado por el CCCS en 2024, en el sector residencial entre 2017 y 2020 menos de 5 millones de metros cuadrados licenciados se registraban en algún sistema de certificación en construcción sostenible, pero entre 2020 y 2023 esa cifra aumentó tocando la barrera cercana de los 10 millones de m2 registrados, marcando un punto de inflexión en el comportamiento del sector, producto de la consolidación de normas e incentivos tanto nacionales como locales. Asimismo, en la última década, cerca de los 50 millones de metros cuadrados del área de edificaciones comerciales e institucionales se han registrado bajo algún sistema de certificación.
Ahora bien, la decisión de Barranquilla de certificarse como ciudad LEED no es un gesto simbólico, es el paso natural de una estrategia urbana coherente y sostenida. Cuando obtenga el certificado, consolidará su posición como la primera ciudad del Caribe colombiano y la primera en sudamérica en alcanzar un estándar global de sostenibilidad urbana, demostrando que el crecimiento económico, la inclusión social y la protección de la naturaleza pueden y deben coexistir. El anuncio de la gerente de ciudad, Ana María Aljure, marca un hito institucional donde puntualiza que la sostenibilidad ya no es una iniciativa temporal, sino el marco estructural del modelo de desarrollo distrital.
El mensaje es contundente, la sostenibilidad se convirtió en el nuevo estándar del desarrollo inmobiliario colombiano y aplicable con total viabilidad a la región Caribe. En ese escenario nacional, Barranquilla se ha posicionado como un caso emblemático. Su transformación urbana y ambiental ya no es una aspiración, sino un hecho medible. El World Economic Forum en su publicación “WE Nature Positive Cities Efforts to Advance the Transition Barranquilla 2025 destacó a la ciudad como referente mundial de sostenibilidad basada en la naturaleza y documentó en detalle la magnitud del proceso: COP 1,65 billones en rehabilitación de espacios verdes, restauración de cuerpos de agua y proyectos de energía renovable, con más de 1,8 millones de m² de áreas naturales recuperadas y 93% de los hogares con acceso a la naturaleza en un radio de ocho minutos a pie. Lejos de ser intervenciones aisladas, este proceso ha fortalecido la competitividad económica, la resiliencia climática y la calidad de vida de toda la ciudad.
Si se lleva el tema relacionado a un plano más holístico, se puede observar que el impacto de esta transformación ya se siente fuera de las fronteras nacionales. Según la publicación hecha por la alcaldía de Barranquilla, “la ciudad se destaca como el único destino de Colombia y uno de los preferidos en América Latina para vivir experiencias fascinantes el próximo año”. Booking incluyó recientemente a Barranquilla en la lista de los 10 destinos imperdibles para 2026, un reconocimiento que va más allá del turismo tradicional. En un mundo donde los viajeros valoran ciudades resilientes, verdes, caminables y culturalmente vibrantes, Barranquilla está logrando convertirse en una experiencia urbana de nueva generación.
A ello se suma la visibilidad internacional derivada del informe del World Economic Forum, que describe a Barranquilla como “un benchmark de desarrollo urbano sostenible en América Latina” y resalta su capacidad para atraer inversión verde y financiamiento climático. Pocas ciudades de la región han logrado alinear, con esta estabilidad, regeneración ambiental, competitividad económica, movilidad social y planificación urbana.
Hoy la región Caribe ya no es observadora sino protagonista. El liderazgo de Barranquilla envía un mensaje de alcance nacional: la sostenibilidad no es un costo, ni un lujo, ni una moda. Es la nueva ecuación del desarrollo.
Y quizá esa sea la reflexión con la que el país debería quedarse, donde las ciudades que abracen la sostenibilidad serán las que atraerán inversión, turismo, bienestar y futuro y es notorio que Barranquilla lo entendió a tiempo. El Caribe ya no está compitiendo por alcanzar el ritmo del desarrollo nacional: está marcando el paso.
